jueves, 28 de julio de 2016

Se buscan actores y actrices para interpretar a los indígenas originarios de America del Sur en la región amazónica.

Cientos de culturas poblaban el continente en la región amazónica.

En términos culturales, la diversidad de la región amazónica es sorprendente. 

Afiche de búsqueda de actores para representar a los indígenas originarios.
Comprender las dimensiones que se atribuyen al río Amazonas y su cuenca implica el uso de escalas que retan a la imaginación. 

Por ejemplo, que una isla de aluvión (Marajó) situada en el delta del río sea de tamaño similar al de Suiza; que su red de tributarios incluya unos mil cien cursos de agua, algunos de los cuales son grandes ríos mundiales por derecho propio, y que, al menos uno, el Madeira. en una comparación que no es exhaustiva, con sus 3.350 kilómetros de longitud, sea más largo que cualquier río de Europa con excepción del Volga. Unos quince tributarios del Amazonas tienen mucho más de 1500 kilómetros de largo cada uno. Los más importantes en el lado norte son: Napo, Putumayo, Japurá y Negro; en el lado sur: Huallaga, Ucayali, Madeira, Tapajós, Xingú y Tocantins.

O por ejemplo, que se diga que la cuenca del Amazonas con 7.050.000 kilómetros cuadrados, aporta 20 por ciento del oxígeno del planeta y alberga a una cuarta parte de las especies vegetales y animales clasificadas científicamente; o, todavía de manera más increíble, que se le reconozcan 14 mil kilómetros de red fluvial, pero que en embarcaciones de poco calado o canoas sea posible atravesar unos cincuenta y cinco mil.

El Amazonas es sin duda el río más caudaloso del planeta –transporta más agua que el Mississippi, el Nilo y el Yangtsé juntos, con un promedio anual de 230.000 metros cúbicos por segundo, que se eleva a 300.000 o más metros cúbicos por segundo durante la temporada de lluvias. De este modo, el río aporta la quinta parte de toda el agua dulce que desemboca en los océanos de la Tierra.

¿Dónde situar el nacimiento del Amazonas si los escurrimientos de los Andes cubren una gran región? Las fuentes del Napo (uno de sus tributarios) están más o menos cerca de Quito; las del Ucayali (otro), de Lima; y las del Madeira, de La Paz. 

La mayor distancia entre una fuente y la boca del Amazonas en el mar es de 6800 kilómetros, ubicando esa fuente en el nevado de Mismi, un pico andino del sur de Perú, cerca de Arequipa, que se eleva a 5672 metros sobre el nivel del mar. De ahí, un manantial y una laguna alimentan a un riachuelo que más adelante se convertirá en el Apurímac (“el que ruge”, en lengua quechua), corriente que con la aportación de otros cursos forma el Ucayali, el cual, una vez unido al Marañón en las cercanías de Iquitos, se llama ya río Amazonas.

Hacia finales del siglo XX, se hablaban en los territorios de su cuenca unas trescientas lenguas, clasificadas en cerca de una veintena de familias lingüísticas diferentes, cuya separación se remonta al menos a un par de milenios.

Muy probablemente, esta gran diversificación lingüística se explica por el hecho de que, con excepción de las tierras altas del curso superior del río donde dominaron los incas en los siglos XV y XVI, en toda la región amazónica no existieron sociedades estatales cuyo poder y duración hubieran alcanzado a ser factores para la homogenización cultural y lingüística. 

Las grandes familias lingüísticas representadas en la cuenca amazónica son:

Tupí-guaraní, actualmente la más extendida en la región, es posible que la expansión de varias de estas lenguas en la Amazonia haya sucedido en épocas más o menos recientes.

Ye o gê, con 13 lenguas, seis de las cuales se consideran extintas; se ubican en la parte central y meridional de la cuenca.

Caribe, lenguas provenientes de Venezuela que se extendieron por la parte septentrional de la Amazonia, aunque también hay miembros de esta familia en sus zonas centrales.

Arawak, una familia muy extendida en el norte de Sudamérica y en las islas del Caribe y las Antillas.

Pano-tacana, en la Amazonia suroccidental.

Tucana, en el curso alto del Amazonas y del alto Vaupés.


Quechua y aymara, en los contrafuertes orientales de la cordillera andina.

Hay cientos de pueblos y culturas indígenas originarias, entre estos se pueden contar a los: 

achuar, a’i-cofan, aikaná, ajuru, akuntsú, amanayé, amarakaeri, amawáka, amondawa, amuesha, anambé, andoa, aparai, apiaká, apinaye, apuronâ, arabela, arahona, arapáso, arara, arawak, arawak maipuren, araweté, arikapu, ariken, arikosé, aripuaná, aruá, ashaninka, assurini, atikum, ava-canoeiro, awá, awajun o aguaruna, aweti, aymara, ayoreo, bakairi, banavá-jafí, baniwa, barasona, baré, baure, bocotudo, bora - witoto, bororo, cabiñari, cacataibo, candoshi, canichana, capanawa - nuquecaibo, cashibo, cashinawa, cavineño, cayubaba, chacobo, chachi, chamicuro, chayahuita, chiman, chiquitano, cinta larga, cocal, cocama, culina, deni, desana, diahoi, enawené-nawê, epera, esse' ejja, fulni-ô, guajá, guajajara, guarani, guarany-kaiwá o nhandéwa, guaraní-mbyá, guarasugwe, guarayo, guató, galibi, galibi-marworno, gavião, guahibo, hahaintsú, harakmbut, himarima, hixkaryana, huaorani, huambisa, huitoto, ikpeng, ingaricô, iquito, irantxe, issé, itonama, jabuti, jamamadi, jaminawa, jarawara, javae, jebero - shiwilu, jenipapo, jeripancó, jíbaro, jihaui, joaquiniano, juma, juriti, juruna, ka’apor, kadiwéu, kaingang, kaixana, kaimbé, kalabassa, kalapalo, kalibi, kalina, kamayurá, kamba, kambeba, kambiwá, kanamanti, kanamari, kanela, kanindé, kanoê, kantaruré, kapinawá, karafawyána, karaja, karapana, karipuna, kariri, kariri-wucuru, kariri-xocó, karitiana, karo, katawixi, katitaulú, katukina, katwená, kawapana, kaxarari, kaxinawá, kaxixó, kaxuyana, kayabi, kayapó, kayuisna, kiriri, kiriri-barra, kisedje, kobema, koiala, kitchwa, kokama, korubo, kubeo, kujubim, kukama - kukamiria, kulina, kuikuro, kurripaco, kinikinawa, kraho, kreen-akarôre, krenak, krikati, kwaza, leco, macuxi, mai juna, maku, makuna, makuráp, makuxi, manairisu, mapidiam, manxinéri o machineri, marimam, marubo, matapi, matipu, matis, matses, matsiguenga, mawaiâna, mawé, mayoruna, maxakali, maxineri, mehináko, mekén, metuktire, miguelem, miranha, miriti, more, moseten, movima, moxos, muinane, munduruku, mura, mutum, mynky, nafukuá, nambikwara, naravute, nawa, nomatsiguenga, nukuni, ocaina, ofaié, orejon, orowin, pacahuara, paiter, pakaanova palikur, panará, pano, pankararú, parakanã, pareci, parintintin, patamona, pataxó, pataxó hã hã hãe, paumari, paumelenho, peba - yagua, pirahâ, pira-tapúya, piaroa, piro, pitaguari, potiguara, poyanawa, quichua, reyesano, rikbaktsa, sakirabiap, saturé-mawé, secoya, shanenawa, sharanawa, shimaco, shipibo - conibo, shiwiar, shuar, siona, siriono, suriána, suruí, suyá, suruí, tabajara, tacana, tapayuna, tapeba, tapiete, tapirapé, tapuya, tariána, taurepang, tembé, tenharin, terena, tikuna, timbira-gavião, tingui-botó, tiriyó, torá, toromonas, tucano, tukúna, tupari, tupi guaraní, tupinambá, tupiniquim, turiwara, tuxá, tuyúca, tremembé, trumai, truká, tsa’chila, umutina, urarina, uru eu wau wau, urupá, waiãpi, waimiri-atroari, waiwái, wampis jibaro, wapixana wanana, warekena, wassú, wuaura, wayampi, wayána-apalai, yamamadi, yaminahua, yanomami, yagua o yawa, yawalapiti, yawanáwa, ye’kuana o yucuna, yuqui, yuracare, xakriabá, xavante, xerente, xeréu, xeta, xipaya, xiquitano, xocó, xokleng, xucuru, zápara, zaparo, zo’e, zoró y zuruahâ.

Una cuarta parte de los pueblos indígenas del amazonas está en una situación extremadamente frágil y vulnerable, con grandes posibilidades de extinción en un futuro no muy lejano. 

La población indígena amazónica se estima sumaba entre cinco y seis millones en el siglo XVI. Esta se empezó a reducir paulatinamente tras el arribo de los europeos. La guerra, la esclavización y el desplazamiento de muchos grupos tribales, así como las epidemias de enfermedades antes desconocidas, provocaron que, para principios del siglo XXI, se considerara que la población indígena apenas alcanzaba medio millón de personas. 

Hay evidencias de algunas decenas de pueblos aislados, aunque existen discrepancias sobre si son en realidad pueblos o grupos de pueblos que han huido de rancheros y madereros. Se considera que algunos de estos grupos son sobrevivientes de ataques a sus aldeas y que se internaron en partes impenetrables de la selva huyendo en diferentes épocas desde el siglo XVI hasta el día de hoy.

También se pueden encontrar sociedades indígenas sobre las cuales se tiene poca o ninguna información y que evitan mantener contactos regulares “y pacíficos” con la civilización actual, mantienen su lengua, costumbres y modos de producción muy poco alterados y que, desde cierto punto de vista, se consideran anacrónicos exponentes de “culturas primitivas”. Entre ellos se cuentan: los assurinis de las selvas del río Xingú, los cashibos del valle de Pachitea, los huambizos y aguarunas del alto río Marañón, los nhambiquaras del Mato Grosso y algunos otros pocos.


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