martes, 12 de julio de 2016

Los piratas, otros protagonistas del largometraje "Las Amazonas".

Las embarcaciones españolas fueron atacadas durante un período de doscientos años.

Por piratas ingleses, holandeses y franceses. 

Afiche de busqueda de actores para protagonizar a los piratas en la película "Las Amazonas" de Jhonny Antelo Films.
La piratería reclutaba sus adeptos en toda Europa en el siglo XVI. En América, la noticia de milenarios tesoros indígenas y la explotación de las minas de plata alimentaron esta codicia con avidez. 

Británicos, franceses, y holandeses fueron los más numerosos, aunque hubo piratas de todos los rincones del planeta. Los enormes espacios alrededor del Nuevo Continente, casi imposibles de defender, la ocupación de ensenadas donde resguardarse en el Caribe, en el Atlántico Sur y en el Pacífico, en lugares a veces desolados y difíciles de proteger.

Los vientos determinaron las rutas, y las rutas impusieron los puertos, según los proveía la naturaleza. Se supo entonces que navegando hacia el oeste desde la islas Canarias se entraba al Caribe por el arco de Ulises de las Antillas Menores y que la puerta franca de regreso a España, por lo menos desde la tercera década del siglo XVI, atravesaba el canal de las Bahamas.

La confrontación hispano-francesa durante el segundo cuarto del siglo XVI, que se prolonga hasta la paz de Cateau-Cambresis en 1559, da a luz la primera gran onda de piratería en América.

Francia en un estado de guerra desde 1521 y en la necesidad de debilitar a Carlos I de España y V de Alemania, quien recogía de América una porción de los recursos que financiaban sus aventuras europeas, Francisco I de Francia, su rival, armó en corso o estimuló a quien se interesase en quebrantar el monopolio español de las Indias.

Francia fue la primera que irrumpió en la piratería en América, atraída por el oro americano y aprovechando el estado de guerra casi permanente entre su nación y España.

Se estima en 200 el número de embarcaciones apresadas por los piratas franceses y sus compinches entre 1521 y 1559, número modesto, sin embargo, si se considera que más de 4.000 navíos cruzaron el Atlántico durante ese mismo período.

Los corsarios disfrutaban de lo que se llama patente de corso, es decir, «licencia para robar y saquear» con la autorización explícita del rey u otro gobernante. Esta patente era privilegio de Inglaterra y Francia, que tenían a sus corsarios institucionalizados y cuya actividad se convierte en lícita en tiempos de guerra.

A los franceses le siguieron los protestantes, los hugonotes y los calvinistas también enfrentados con España que liderizaba la Contrareforma y con esto pronto holandeses y británicos se sumaban a los franceses en el asalto pirata a las naos españolas.



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